En San Agustín no
Weimar
San Agustín
Actualizado:
Actualizado hace más de 1 hora
Viento: Del Sudeste
a 11 km/
Totalmente nuboso, probabilidad de tormenta. Máximas
28 C. 80% de probabilidad de lluvia.
Eran más de la cinco de la tarde. Dos hombres caminan en la angosta calle, el más joven lleva algunos libros debajo de su brazo izquierdo, con el derecho aprieta uno fuertemente a su pecho. A pesar de que no es invierno, llueve, como solo sabe llover en Caracas. Pero a estos personajes no le importa. Caminan despacio, con pasos cortos pero sincronizados a ritmo del personaje mayor. Justo en la esquina está la licorería, empapado entran y piden dos cervezas.
Una mujer le grita desde la una mesa.- todavía está contigo, dile que la
estuvieron buscando. Recuérdele de donde Salió.
–se ríe abraza al hombre que la acompaña.
_ Bien frías. – la dueña del local colocando las botellas en la barra y le
advierte- _tenga cuidado, paso ayer.
_ Tranquilo, son tonterías de mujeres_ le dice el hombre más viejo, tomando
un trago y lo mira.
_ No maestro, fue un error involucrarla
en este trabajo. -Contesta el muchacho. Baja la mirada al libro que
llevaba junto a su pecho y bebe toda la botella.- _ Ella sabía que yo lo quería tener.
_ Esta noche será diferente.- Lo anima, deja la botella en el mostrador.-_ El calor
del hogar quemará todos esos malos
momentos la vida continua. -Agregó antes de abrazarlo.
Al salir de la licorería, hundieron sus pasos en 20 centímetros de agua,
con dirección a la estación del metro cable. El maestro saca la mano a una
camioneta que viene y se sube. Las gotas siguen cayendo sobre la ciudad, saca el
brazo por el vidrio de la ventana y lo despide.
El hombre más Joven se quita la chaqueta envuelve los libros y sube de dos
en dos los escalones hacia la estación. Hay una pequeña cola para comprar
tickets, la mira indiferente y pasa por la pequeña puerta al lado del
torniquete, saludando al portero.
_ Hoy no tengo ánimo de más cola.
Sube igual, sin levantar la cabeza hasta llegar al borde del último
escalón, donde se lee: EMBARQUE. Levanta la cabeza y con el mismo movimiento
corre como siempre para alcanzar a la cabina que circula en ese momento.
_ Disculpe, pero aguanto más.- Se sienta,
baja la mirada al rollo que hizo con la chaqueta.
De la lluvia solo están quedando las gotas que corren en el gran ventanal
panorámico de la cabina, abajo las casitas parecen tener frío, una pegadita a
la otra. No se puede distinguir donde comienza la casa de María o donde termina
la de Victoria. Arriba la joya de la
corona - imponente desplante de
arquitectura /tecnología - amasijo de tubería curvas y redondas en contraste
con la arquitectura popular y criolla de líneas rectas, quebradas y sin
paralelas y sin normas.
Estación: Hornos de Cal
A través de la estructura de la estación, advierte que las luces de la casa están encendidas. Sacude sus cabellos negros ensortijados. Corre hacía su encuentro.
_ Mi amigo estoy aquí por ti. -Deja todo lo que traía en sus manos para
abrazarlo, se arrodilla, dejando que lama todo su rostro.
_ Tú mirada regocija y me
ensancha el corazón. Por el contrario
la de los hombres con cortas excepciones me ofrecen el espectáculo de las
deformidades, por eso me aparto de ellos y huyo
refugiándome en la naturaleza. - Le murmuró a su perro.
La noche ya es la reina, no necesitan luz, el perro guía su andar en las
angostas escaleras. En total son 47 escalones y
11 puertas. No saluda, su perro
en cada puerta ladra, mientras él baja
la cabeza. Al doblar la esquina la figura de un hombre recostado a la pared lo observa. Homero comienza a
ladrar.
_tranquilo bonito agarrado al perro.
_El maldito perro me tiene cansado. – Arthur no contesta, reanudan su
andar. Solo le falta subir cuatro
escalones para llegar.
La puerta está abierta, a la
izquierda de bajo de la ventana una mesa repleta de libros. Coloca la chaqueta,
sacando el libro que tenía en su pecho. El perro se dirige al sillón y subiéndose
lo observa. Cruza la pequeña habitación hasta llegar donde estaba ella.
_ Arthur estas empapado, ven
siéntate. - Comienza a secarle el cabello.
_ Déjame. - Retira sus manos tomando el paño, seca su cara y coloca el
libro sobre la mesa.- _ no estás igual
que la última vez que nos vimos. Ahora
entiendo que una antipatía recíproca entre un hombre y una mujer, significa que
no podrían sino engendrar un hijo mal
constituido.
_ Disfrutas torturándote, vive en paz ya él no existe. - Le dice, mientras
sigue arreglado frente a la espejo.- _te
preparo un trago. - Un silencio ahoga la casa envolviéndola, Arthur observa a la mujer y abre el libro, pasa las hojas,
buscando, y finalmente comienza a leer.
_ Sólo al contemplar a una mujer podemos comprobar que no está destinada ni
a los trabajos de inteligencia, ni a los grandes trabajos materiales. -Afirma,
antes de cerrar el libro.-_ Ustedes piensan que los hombres han venido a este
mundo a ganar dinero y ustedes a gastarlo. - _ Agrega, mientras camina con el libro pegado en el pecho hacia la
ventana. Con un gesto pausado la abre. Dejando el libro en la mesa.- _ Hace frío.
Hoy siento la noche idéntica que aquella
fría noche.
Weimar
Actualizado: Actualizado hace más de 1 hora
Viento:
Del Oeste Noroeste a 10 km/h
Constante
de nieve que se desarrollarán por la tarde. Máximas -2C. 100% de probabilidad
de nieve.
Eran más de las 5:00 pm, dos hombres caminan por una
empedrada y angosta calle de Weimar. Es
invierno y las temperaturas ya eran muy bajas, pero estos personajes no les importaba caminar
despacio. El más joven lleva un libro en
su mano y lo aprieta fuertemente.
_ Está orgullosa de ti,
eres tan brillante como ella.
_ No maestro, lo tomó con desden_ Baja la mirada al libro
que llevaba.
_ Esta noche será diferente, el calor del fuego
quemará todos esos malos momentos.- Lo
abraza y siguen andando.-_ Hasta aquí te acompaño, Johanna te espera.
La puerta esta abierta , él sonríe porque viene al
encuentro Adela su confidente, la única que lo entiende.
_ Te espera. Te amamos Arthur. - Le dice y con un gesto de
su mano le indica que siga a la doméstica.
Nota del autor: Describir una biblioteca de 1.813 es tarea
larga y tediosa. Volvamos a lo que nos interesa:
El Encuentro.
El joven
Arthur camina a los brazos de Johanna.
_ No dudes de la sinceridad de mi amor por ti. hoy tan
juntos como que hace 25 años.
_ No te creo.
_ Toda mi vida te
he dado prueba de él.
_ Dejándome solo.
_ Para mi felicidad necesito saber que tú eres feliz pero
no ser testigo de esa felicidad. Siempre te dije sería muy dificil vivir
contigo. - Se aleja y se sienta. Arthur
permanece en el mismo lugar.-_ Puedes comer conmigo en mis veladas sociales a
condición de que te refrenes de tus desagradables discusiones.
Arthur baja la mirada y contesta. _Las mujeres como sólo
han sido creadas para la propagación de la especie, viven más para la especie
que para los individuos y aprecian mucho más los intereses de la especie que de
los individuos.
_ Tú mal humor me fastidia. Tus quejas sobre cosas
inevitables, tu rostro sombrío. Todas esas lamentaciones sobre lo estúpido que
es el mundo y la miseria del hombre.
Arthur abre sus brazo como signo de crusifición. _ Si nuestra existencia no tiene por fin
inmediato el dolor, puede afirmarse que no tiene ninguna razón de ser.
_ Enuncias como los juicios de un oráculo, sin dejar lugar
a ninguna objeción. Me incomodan me amargan la noche y me producen pesadilla, a
mí me gusta dormir bien.
_ Su recuerdo te deja dormir.
_ Eres insoportable.-Johanna se levanta y se dirige donde
ha permanecido él desde que entro.
Arthur la apunta con su dedo_ Nunca he comprendido cómo
dos personas que se quieren y creen hallar en este cariño la felicidad, no
prefieran romper violentamente con todas las convenciones sociales. – Dijo, pero Johanna interrumpió.
_ Y sufrir toda clase de vergüenza .
_ Si... -Aprieta sus mano , se voltea dándole la espalda y
continua._ Antes que suicidarse.
_ Si quieres reprocharme su muerte, voltea y mírame a los ojos. Pobre hijo mío
tan débil, como su padre, tan cobarde como él. Arthur ¿También te suicidaras?
Actualizado: Hace
35 min.
Viento: Del Sudeste a 11 km/
Razonamiento: totalmente nublado, pocas probabilidad de tormenta. 100% de probabilidad
de llanto.
_ Desde esa noche más nunca la vi. -Cierra
suavemente la ventana, el perro escucha unos pasos y corre a sus brazos, lo acaricia. Arthur la mira. Tacones rojos y altos, vestido negro ceñido. Cabellera suelta, mueve con ritmo sus caderas. Se detiene y
pregunta.
_ ¿te hizo feliz?.
- Arthur toma el hocico del perro lo lleva a su rostro.
ella lo observa lleva puesto en el
hombro su cartera la abre saca el lapiz labial y se dibuja la boca. No
la guarda se la entrega Arthur, lo toma, acaricia su mano cuando ella la retira.
_ Arthur, no se
puede ser testigo de tu felicidad,…
siempre me dijiste que sería muy difícil vivir contigo.
Arthur abre el
libro que siempre llevo en su pecho, lo dedica y se lo entrega.
un silbido rompe el silencio.
_Chao, siempre estaré aquí. - toma el libro lo lleva a su
pecho. pasa la mano al perro por la cabeza .- _no soy tan fiel como tú. –lanza un
beso Arthur. - _ No dudes de la sinceridad de mi amor por ti.
El silencio pasa de nuevo.
La mujer abre la puerta, comienza a bajar las escaleras,
el hombre que estaba recostado de la pared sale a su encuentro. - _este es tu
lugar. - le dice tratándola de abrazarla, ella lo empuja con la mano que
sostiene el libro, al ver el libro el hombre la golpea. El perro que estaba con Athur corre hasta los
escalones y le brinca encima.
La mujer angustiada trata de calmar al perro. _tranquilo
homero, ven , ven.
_desgraciado . – saca del cinturón
la pistola y dispara varias veces. Se
voltea mientras corre escaleras abajo y grita. - _quien más quiere morir.
Arthur corre hasta
ellos, solo encuentra al rojo como
protagonista, se lanza sobre el perro, toma el hocico del perro lo lleva a su rostro . - _ debía ser yo y no tú.
Al lado esta la mujer que todavía sostiene el libro que ahora
puede leerse en la portada:
EL AMOR, LAS MUJERES Y LA MUERTE.
de Arthur Schopenhauser.
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